Van quedando los últimos días para subir obras al Premio Heterónimos de Ensayo, que cierra su convocatoria el 17/06. Mientras tanto, les dejamos un fragmento de «No más mentiras. Sobre algunos relatos de verdad en arte (y en literatura, cine y teatro)» un ensayo de David G. Torres por el que ganó el Premio Escritos sobre Arte de la Fundación Arte y Derecho, y en el que escribe sobre episodios en la vida de distintos artistas para hablar sobre el arte en términos de verdad y de ficción.
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El profesor, comisario y crítico David G. Torres presenta en No más mentiras. Sobre algunos relatos de verdad en arte (y en literatura, cine y teatro) una curiosa tesis: en los últimos años, el arte tiende a reflejar la verdad, ante la imposibilidad de seguir generando ficción. Para exponer esta teoría, G. Torres se vale de episodios sueltos de la vida de creadores tan dispares como Andy Warhol -y su famosa vídeo en el que aparece comiéndose una hamburguesa-, Chris Burden -que reproducimos aquí-, Enrique Vila-Matas o Lars von Trier. Prologado por Elena Vozmediano y publicado por Trama Editorial, el ensayo ha ganado el Premio Escritos sobre Arte de la Fundación Arte y Derecho.
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Un camión
En 1977 Chris Burden compró un camión con remolque de más de siete toneladas de peso. Lo vio a la venta por primera vez probablemente a principios de otoño del mismo año en Los Ángeles. Es extraño enamorarse de un camión, pero lo suyo fue amor a primera vista: quedó prendado del vehículo y quiso comprarlo. Aunque le perdió la pista, pronto se lo volvió a cruzar circulando con el cartel de «en venta». Contactó con el vendedor y, tras negociar el precio, finalmente lo adquirió.
Tener un gran camión no es algo fácil. La primera dificultad con la que Chris Burden tuvo que enfrentarse fue que no tenía un carnet adecuado para poder conducir un vehículo de semejantes dimensiones. Si la policía le paraba y le pedía la licencia podía tener problemas legales. Aunque no sería la primera vez que se enfrentaba a problemas con la policía. Por ejemplo, en 1972 llevó a cabo la acción «Deadman». Consistía en quedarse tumbado en la calle, en la calzada, al lado de un coche, cubierto con una manta, como un hombre muerto. Chris Burden contaba con el peligro físico al que se exponía, ser atropellado. Pero en una entrevista para un reportaje sobre su obra en 1989 confesaba que con lo que no contaba es con que la policía apareciese y le detuviese por conducta incorrecta en la vía pública enfrentándose a una sanción considerable. Su nuevo camión también podía suponer un problema de conducta en la vía pública. Y la cuestión de la licencia inapropiada no era el único dilema al que se enfrentaba con el recién adquirido vehículo. El estado de la máquina no era precisamente óptimo: por ejemplo, los frenos no funcionaban correctamente. Ni que decir tiene que tampoco era un trasto fácil de manejar ni de aparcar. Mantenerlo aparcado en la calle era un aspecto que requería destreza (para maniobrar con él) y paciencia (para encontrar aparcamiento y moverlo diariamente a zonas permitidas). El hecho de tener un camión conllevaba riesgos, algo a lo que Chris Burden se había enfrentado en casi todas sus obras, también era todo un trabajo. No parecía casual entonces que el remolque del camión llevase un gran rótulo con un mensaje escrito: «Big job».
Todo un curro, que además se añadía a una situación personal y profesional difícil. Por un lado, la relación con su galería se había complicado a causa de unas obras que no habían conseguido vender, lo que afectaba también a su solvencia económica. Por otro, acababa de romper con su pareja. ¿Para qué quería Chris Burden un camión que parecía ser todo un inconveniente?
El camión le tenía que servir para tener más trabajo. Pensó varios proyectos a propósito del enorme trasto. Proyectos que iban desde hacer una acción con él en la frontera de Méjico con EE.UU, hasta convertir el vehículo en una factoría móvil. En este último caso, haría del camión un espacio de trabajo en el que insistir en el arte como un hecho de comunicación. De esta forma, pretendía evitar también el espacio de legitimación artística de la galería y las inauguraciones como hecho social. En una entrevista realizada por Jorge Luis Marzo en 1996 con motivo de la exposición de Chris Burden en el Centre d’Art Santa Mònica, el artista americano insistía en describir las acciones de los años setenta como un intento por «redefinir cual era la esencia del arte, si la había, más allá de todos los mecanismos que lo rodeaban en aquel momento». Es decir, que el camión como factoría ambulante podía responder a ese interés por despojar al arte de sus mecanismos de validación: hacer proyectos que fuesen de arte sin formar parte de la estructura de galerías, coleccionistas, museos, etc.
En 1971 Ant Farm, también había desarrollado un proyecto en el que coincidían algunos de los mismos intereses: «Media Van», una furgoneta de aspecto futurista cuyo objeto era recorrer EE.UU. para retransmitir televisión en directo y llevar a cabo proyectos relacionados con los medios de masas. Ant Farm era un grupo de San Francisco formado por arquitectos y activistas, así que, en principio, no estaban inscritos en el mismo sistema del arte al que, aunque quisiese aislarse, Chris Burden pertenecía de lleno y, de manera consecuente, tampoco estaban tan preocupados por redefinir cual era la esencia del arte. Chip Lord, uno de los miembros de Ant Farm, decía en una conversación con el artista francés Pierre Huyghe: «We were trained as architects, it’s really, in a sense, how an architect works as well. […] We began as «underground architects». It means that we have to invent the projects ourselves and not wait for a client to knock the door… But we thought ourselves as outsiders, we were out of the architectural practice, we weren’t really in the art world either».
Pero, en 1975 en una acción de Ant Farm había una referencia explícita al deseo por forzar los límites de la definición del arte, que viene a manifestar unos intereses comunes entre el grupo de San Francisco y Chris Burden. La acción quedó registrada en una película que lleva por título «The eternal frame», firmada en colaboración como Ant Farm & T.R. Uthco. El grupo al completo lo formaban: Doug Hall, Chip Lord, Doug Michels y Jody Procter. «The eternal frame» documentaba la reconstrucción o reactuación -reenactment- del asesinato del presidente de EE.UU. John F. Kennedy en las calles de Dallas en 1963. Doug Hall interpretaba al presidente, mientras que Doug Michels se travestía en Jacqueline Kennedy. Ambos, más el gobernador de Texas, John Bowden Connally Jr., herido también en el magnicidio, y otros miembros de seguridad ensayan el reenactment. Más tarde se pasean por las calles de Dallas en un coche Continental idéntico al del día del asesinato y, en medio de las caras de sorpresa de los transeúntes, vuelven a matar figuradamente a JFK. A continuación Kennedy y Jacqueline acuden al The Sixth Floor Museum dedicado a la memoria del presidente asesinado y a todo lo relacionado con el magnicidio. Allí, la falsa familia presidencial renacida en 1975, saluda a los asistentes, aunque, inmediatamente son conminados a abandonar las salas del museo. El documental también incluye imágenes del estreno del film, una declaración y una breve entrevista a The Artist/The President -así es siempre calificado Doug Hall disfrazado de presidente en el documental. En esa entrevista, entre bromas, en un tono medio jocoso, medio serio, medio burlesco, uno de los miembros de Ant Farm & T.R. Uthco le pregunta si cree que lo que están haciendo, el documental y el reenactment, es arte. La respuesta de The Artist/The President es: «This is not not art».
«This is not not art» es una doble negación que no asegura que lo que está sucediendo sea arte, pero tampoco cualquier otra cosa. Ant Farm también tensaba la definición del arte.
En la misma conversación entre Pierre Huyghe y Chip Lord, éste cuenta que: «Within the context of that moment -1975- there was the turning away from the gallery system, or of the commodity that is art» . Más recientemente, pregunté a Chip Lord por la coincidencia de intereses entre las declaraciones de The Artist/The President en «The Eternal Frame» y la puesta en marcha de una furgoneta/proyecto en «Media Van» con «Big Wrench» de Chris Burden y su interés por repensar la definición del arte. Chip Lord admitía la coincidencia, que ambos trabajaban con las mismas ideas, que se trataba de ideas que estaban en el aire: «I actually was double billed with Chris in 1982 or 83 when he performed «Big Wrench» and the video, I think, was part of a La Mamelle series that I was included in, so I’m familar with the piece. I think of it as an obsessive mixing of Life and Art with the idea of «the Curse» cooming over. At the time I didn’t think of it as being connected or influenced by Ant Farm, but this is interesting to think about. It could just be the cultural moment, ideas that are in the air, or it could be more specific» . Efectivamente, algunos vídeos de Ant Farm se mostraron conjuntamente con vídeos de Chris Burden hacia 1982 o 1983 en las programaciones de La Mamelle, un non-profit y artists space de San Francisco, activo desde 1975 hasta 1995. En todo caso, vale la pena destacar que la idea de romper la distinción del arte (o la arquitectura) estaba en el aire.
El «Media Van» de Ant farm también era un proyecto ambulante como más tarde querría realizar Chris Burden con el camión. Pero, a Chris Burden se le acumulaban los problemas con aquel trasto. Tuvo que posponer indefinidamente los proyectos que había pensado hacer con él, que finalmente quedaron como iniciativas no realizadas. Y al poco tiempo, dadas las dificultades que suponía su mantenimiento, decidió poner en venta el camión. Lo compró una familia que se trasladaba a Tennessee. Durante el trayecto a Tennessee, dado que el vehículo no estaba en el mejor de los estados, sufrieron un accidente. A pesar de que Chris Burden asegura que todos los papeles de traspaso de nombre del camión estaban en regla, parece ser que el nuevo dueño no realizó los trámites administrativos adecuados. El caso es que la compañía de seguros demandó a Chris Burden y la policía le pidió explicaciones para que aclarase porqué poseía un camión que no conducía él mismo, o porqué tenía un camión sino era propietario de ninguna empresa de transporte, ni se dedicaba en general a la industria del transporte por carretera.
Salvados los últimos incidentes con la justicia y aunque se hubiese desecho del vehículo físicamente, este no había desparecido de su vida. Un tiempo más tarde, un coleccionista interesado por su historia y el camión quiso comprarlo como una obra de arte. Ahora el problema era que el camión había desaparecido, no había manera de encontrarlo y recuperarlo.
La furgoneta Media Van de Ant Farm también se perdió en 1972. En 2008, los miembros de Ant Farm rehicieron el Media Van y lo mostraron como si hubiese sido recuperado, encontrado como un hallazgo arqueológico en un silo de misiles de California. El reencuentro con Media Van lleva el título de «Ant Farm Media Van v.08 (Time Capsule)» y fue presentado en la exposición «The Art of Participation: 1950 to Now» en el San Francisco Museum of Modern Art. No era la primera vez que utilizaban el título o la idea de «Time capsule». El primer «Time Capsule» que realizaron se envió a la Bienal de París de 1969: «Electronic Oasis» era una caja de cartón con souvenirs de Houston, pero nada más llegar a París fue abierta y el contenido desapareció en tres días. En 1972 pusieron el mismo título a una nevera con objetos de la época para ser descubierta en 1984. En realidad, la nevera se abrió en 2000 en una ceremonia pública en el The Art Guys Museum de Houston. De igual manera, el recuperado «Ant Farm Media Van v.08 (Time Capsule)» de 1971, se abrió en 2008 para que el público introdujese objetos para que sea reabierto en 2030.
Pero Chris Burden no encontró el camión, tampoco lo ha rehecho, aunque sí hizo un último intento por recuperarlo, con el deseo de vendérselo al coleccionista. En 1979 editó un vídeo que lleva por título «Big Wrench». Éste fue el vídeo con el que compartío programación Ant Farm en las series de La Mamelle. En él aparece Chris Burden con una enorme llave para grandes tuercas mientras que en el fondo aparecen imágenes en movimiento de camiones, entre ellos una imagen fija en blanco y negro de «Big job». Durante los 15 minutos que dura el vídeo, Chris Burden explica sin ningún tipo de afectación, ni modulación, ni énfasis, en un discurso monótono, la historia del camión y acaba haciendo un llamamiento para que sea encontrado.
Eliminando las referencias a otras obras de Chris Burden como «Dead man» y a los proyectos de Ant Farm, en el vídeo explica la misma historia que he relatado aquí. Sólo que el artista dentro de esa monotonía del discurso se fija en todos los detalles. Como si el deseo por dar veracidad a los hechos no sólo le exigiese no modular y no hacer énfasis, sino también ser preciso y explicar el peso del camión, el precio por el que se vendía, por el que lo compró y por el que lo vendió, los nombres del dueño anterior y el posterior, el nombre del coleccionista, así como todas las particularidades técnicas y estéticas del camión. El deseo por dar veracidad a la historia es intenso y explícito. Hay un último aspecto que llama la atención en el vídeo. Sin que la narración se detenga, cada cierto tiempo (pueden ser treinta segundos o un par de minutos) aparece una imagen fija, con Chris Burden de pie, encorvado, esta vez sin imagen de fondo, en un plano más avanzado, no vemos la cabeza, sólo los brazos extendidos hacia abajo sujetando firmemente la llave para tuercas. A la altura de la llave aparecen sobreimpresionadas en verde dos palabras: TRUE STORY.
Este es el relato del porqué es importante señalar que es una story -una historia, no la historia- y es true -verdad.